Una hembra feroz y peluda con muslos gruesos y un cuerno participa en un ritual de apareamiento de bóvido salvaje. Su pelaje rubio brilla mientras domina con instintos primarios.
La intensa escena se desarrolla con una pasión violenta que no deja nada a la imaginación. La gacela rubia se entrega a la lujuria pura en una danza primaria del deseo.